miércoles, 24 de septiembre de 2008

Foto.Situación de personaje en movimiento

El amanecer había sucedido hacía un rato. Lo había visto todo, desde que comenzaron los primeros rayos.
Mientras terminaba de calzarse las botas, gruesas y de caña alta por las víboras, Olegario le alcanzó unos bizcochos de grasa que metió en el bolsillo de su cazadora.
Dejó el mate -nunca había podido acostumbrarse a ese brebaje de gusto salvaje- y revisó cuidadosamente todos los cartuchos del cinturón. Satisfecho, alzó su noble Merkel de dos caños con gatillo externo, tomó su bastón de andarín y silbó.
Largo y corto.
Abajo del molino, el perro puro mestizo alzó las orejas, se incorporó y esperó. Los largos pasos de su patrón lo alcanzaron enseguida, el perro sabía que no necesitaba moverse.
Olegario miró como el hombre, alto y delgado, seco como charqui, se alejaba caminando al compás de su bastón.
“Este alemán loco”, se dijo. “No hay día que el patrón no salga a cazar, aunque no traiga ni una”.
Joachim caminaba alegremente, disfrutando del fresco aire de la mañana, cuando la perdiz salió delante de él. Instintivamente alzó la escopeta, apuntó y disparó.
Sonrió, sabiendo que si hubiese usado realmente uno de los dos únicos cartuchos cargados que llevaba, habría cobrado la pieza.
El perro iba y venía, feliz del placer y la libertad de correr campo traviesa sin que nadie lo molestara. Joachim tiró los cartuchos vacíos al pasto alto.
Su pasión por la caza había muerto hacía mucho, con los ojos de un ciervo en los bosques de su Anklam natal, allá a orillas del Báltico.
Siguió caminando, disfrutando de la mañana y pensando que difícilmente el buen Olegario podría comprender el placer de la marcha sin propósito por esos enormes campos de la pampa. Las gentes de estos lugares eran capaces de andar enormes distancias, alimentados a galleta y mate, pero sólo si era necesario.
Se había inventado la excusa de la caza para poder disfrutar de la soledad, el frío y la imborrable sensación de mirar al horizonte.

Monólogo de un personaje de la foto.Planificación de un deseo sin explicitarlo

Heme aquí, siendo la joven señora F, posando para esta nueva moda de las fotografías.
Realmente no pueden compararse con un buen cuadro pintado por manos sensibles. Mejor aún, por ojos y corazón abiertos a la emoción.
Y la emoción, el vibrar frente a la belleza o por la belleza es en realidad aquello que merece llamarse sentido o razón por la que vale la pena estar vivo.
Supongo que siendo cuidados y austera con la economía del hogar podré ahorrar lo suficiente, quizá con lo que F pueda obtener de las donaciones en la iglesia y llevando una vida modesta en dos años logre apartar unas veinte o treinta coronas.
¡Alabado sea Dios por la suerte de que sea un hombre piadoso de gustos y placeres sencillos!
Por los comentarios de mi querida Cósima – ¡cuanto te extraño querida prima! – pueden encontrarse algunos de segunda mano en buen estado.
Quizá deba esforzarme un poco más y pensar en coser yo misma las ropas necesarias para la vida cotidiana y entonces si podría aspirar a obtener uno nuevo. ¡Reluciente!
Hasta podría tener candelabros de plata en su frente. Hermosos candelabros en la madera negra y lustrada.
Lo único que me resultaría insoportable es que el marfil estuviera amarillento. No imagino mis dedos frotando ese amarillo óseo.
Si, seguramente lograré aspirar a uno de mejor calidad si resuelvo el problema del vestido de esa manera. Ya me imagino, acariciando el blanco marfil y disfrutando de su efecto.
Por supuesto, debo ser modesta y no pensar en aquellos que tienen sus pedales con formas que imitan los pies de las fieras. Además, es cierto que resultan incómodos pero ¡son muy bonitos!
Quizá podría ahorrar también con la lumbre y entonces si podré conseguirlo en sólo un año.
Eso haré, no creo poder soportar más de un año de espera para obtenerlo.

Microrelato

MANOS

Me gusta mirar las manos de los que viajan por la ciudad.
Resulta curioso ver como se distribuyen según sea el subte, el tren o en colectivo.
Las manos de tren no son las mismas manos de subte.
Depende del tren.
Manos de dedos cortos, gruesos, que suelen ir junto a palmas cortas.
Manos curtidas de trabajador, limadas por años de herramientas, intemperie y descuido.
Manos suaves de secretarias, secretas, hurgan en sus bolsos.
Algunas muestran el cansancio de la vejez.
Otras exhiben, impúdicas, la frescura de la juventud.
Anillos, manicuras, uñas rotas
Cada detalle nos dice algo de alguien.
Cuentan los sueños de sus dueños, no cuentan sus deseos.
De todas las manos, recuerdo las tuyas, intensas , como tu mirada que quedó para siempre clavada en mi alma.

Monólogo. Perdida de un objeto. Género Femenino

No sé donde estoy parada.
Últimamente esto me pasa muy a menudo y no veo cómo puedo hacer para concentrarme mejor porque esta cosa que hago me cuesta demasiado. ¿Dónde dejé la maldita guitarra? No tengo idea de cómo puede ser que no sepa dónde la dejé, ah, si, ésta mañana cuando apoyé el paraguas en la puerta del baño porque me había olvidado del rimel capaz que la puse sobre el inodoro pero no, porque cuando agarré el rimel de paso corregí un poco con algodón el tono de los pómulos y el algodón lo tiré, o sea que no apoyé la guitarra en el inodoro y al lado del paraguas no pude haberla dejado porque me habría dado cuenta. Lo seguro es que en el baúl del auto no está porque recién me fijé y sólo están las zapatillas de Roberto y la bolsa del vestido de Agus que no fuimos a cambiar al Unicenter pero tampoco la dejé en lo de mami porque con lo hincha pelotas que es ya me habría llamado para decirme que sigo siendo una cabeza hueca y toda la bendita cantinela de siempre que ya me tiene podrida. ¿Porqué no se da cuenta que yo no soy una nena? Pero claro sólo me trata como una mujer cuando tengo que llevarla a cobrar la pensión del pobre viejo que seguro ya la habría mandado a lavar los platos con ese humor de pocas pulgas que tenía y resultó que en realidad los lunes era el día que se iba a ver con la otra que no le hablaba tanto y le servía los mates espumosos cómo a él le gustaban, viejo atorrante. Pero claro hoy no es lunes, es miércoles y no tengo que llevarle la guitarra a Fran porque hoy no tiene clase. Seguro que quedó en su pieza.
Qué boluda.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Situación de Movimiento

"Lejos de Casa"
No se cuantas cuadras pasaron. Mis piernas sigue y siguen por el mismo camino, por la misma línea recta. Paso por entre los árboles. Miro hacia el suelo, mis dos extremidades parecen que se fueran a salir de su articulaciones, se levantan del piso por si solas en este momento. Me tropecé, comienzo a dar vueltas y vueltas, vueltas y vueltas, hasta que mi espalda choca contra un tronco. En eso dos manos, envueltas en negro, me agarraron de los tobillos. Terminé, luego de haber rozado todo el piso verde y marrón, donde más temía: en el asiento trasero del auto de mi padre recibiendo un sermón de mi madre.
Juan Pablo Mangieri (antología - 1°Cuatrimestre)

MicroRrelatos

Título: “ZyXWvU…CbABC”

Levanté la taza, casi se volcaba en el piso. La llevé a la boca. Estire el brazo. La agarrasté. Te fuisté a la cocina. Volviste. Me hablasté de lo que pasaba. No entendía esos signos. Caminabamos donde estaba la puerta. La abristé. Vos estabas adentro, yo afuera. Sonreisté y cerrasté.
Sintió algo raro. Tocó.
-¿Quién es? – preguntó ella.
-Daniel, el electricista, hablé con usted por teléfono.

Título:
“Dos palabras”

Fue en lo único que pensaba cuando te veía. Se me iba a escapar. Sabía que no debía decirlas todavía.
Las dije. Te quedaste duro. Pensaba que te ibas a poner nervioso y colorado, como de costumbre. Te levantaste y te fuiste. Lo que fue de mí quedó en esa mesa de patio de comidas aquel día; y hasta hoy no las volví a sentir.
Juan Pablo Mangieri (antología - 1°Cuatrimestre)

El Objeto del Alma (cuento - diálogo)

En el puerto del Lago Lacar se encontraron los dos. Todd miraba entre las montañas, veía como se acercaba el ferry que venía desde el “Quila-Quina”
- Ya era hora, llegas tarde, ¿dónde andabas? - dijo Todd.
- Que le interesa - le respondió él.
- ¿La conseguiste?
- Señor Todd le dije que era imposible. Es un ser imposible de persuadir y no se puede pasar por encima.
- ¿Crees que no lo conozco? No sirves para nada.
Mientras salía del puerto iba limpiando la navaja, para luego guardarla nuevamente en su cinturón junto con las otras.
Tenía que hacer el trabajo nuevamente él.
Cuando llegó a la casa tocó a la puerta. La sirvienta, al momento de abrirla, cayó al suelo degollada.
Ya en el comedor lo estaban esperando. Todd se sentó y comenzó a hablar.
- ¿Dónde está?
- ¿Qué cosa? – dijo el viejo desde las sombras de la mesa.
- Sabes bien a que he venido. La cámara, ¡damela!
- ¿Para qué la quieres? ¿Qué uso podría darle?
- Eso es cuestión mía. Damela y punto. – Todd no soportaba que en situaciones límites la otra persona (en especial ésta) se tomara con tanta calma las cosas
- No es un objeto sencillo y seguramente no le darías todos los usos posibles que tiene. Sabes que no es cualquier cámara la que buscas. No puede caer en manos de cualquiera. – dijo el viejo.
Aún Todd no podía verle la cara.
- Sé para que sirve, igualmente no me interesa mucho. No tengo que darte explicaciones. ¿Me la vas a dar o no?
A Todd siempre actuaba como si nada pasara, como si todo fuera parte de la normalidad, hoy no sabía que estaba cambiando, algo raro pasaba.
Se dirigió hacia donde estaba el viejo y comenzó a dar vueltas a su alrededor. Todavía no podía visualizar sus rasgos, estaba a menos de metro y medio del lugar donde se encontraba la silla.
- Esta bien. Haz lo que quieras no interesa lo que digas, sabes que siempre consigo lo que quiero. – dijo Todd.
- Me parece perfecto, un niño con claros objetivos.Mientras que escuchaba al viejo se dirigió hacia la biblioteca. Cuando se dio vuelta para decir algo el flash le nubló la vista y calló tendido al piso. El viejo soltó el botón, veló el rollo y se fue hasta el puerto del lago, donde lo estaban esperando.
Juan Pablo Mangieri (antología - 1°Cuatrimestre)

AutoBiografía

La madrugada del 22 de diciembre de 1988 comencé a pertenecer al mundo de las sombras. Creo que fue algo drástico para mi persona; venía de un lugar lleno de luz donde en realidad “la realidad” no existía. Uno vive en un espacio donde hace y deshace lo que quiere, un mundo de rebeldía podríamos decir.
A los cuatro años pase a ser el del medio de mis hermanas. El nacimiento de Carla fue ver otra vez la luz de la vida. Ella es de esas personas que nunca querrías perder.
No fui una personita fácil de manejar en mi niñez, entre que me decían “catrasca”, mi madre era la única que podía entender las palabras salidas de mi boca.
Años más tarde, empecé a meterme en el mundo de la comunicación (la búsqueda de esa luz perdida de yacía hace doce años atrás y que se había despertado con mi hermanita).
Entré en el Instituto San Pedro Nolasco al turno tarde donde se dictaban materias con orientación a las Ciencias de la Comunicación. Allí conocí a Ricardo Yánez. Él era de esos profesores al que nadie quiere pero que todos dicen “este sabe”, y por “este sabe” es que me interesé en la comunicación, pero no cualquier comunicación, sino la comunicación a través de las filmaciones, películas, documentales, fotografías, etc.
Fue así que a los catorce años comencé a escribir y a leer. A los quince decidí seguir el hobbie de mi padre, “la fotografía”, para captar esa luz que andaba buscando y que deseaba encontrar.
Desde el primer momento que agarre mi cámara pude ver esa luz que pasa por al lado nuestro desapercibida y que nadie le presta atención. Las sombras de este mundo juguetean con ella y a veces la llevan a la oscuridad absoluta es por esto que no siempre la encontramos.
Mis estudios en distintos institutos (Centro Lola Mora, IFA, etc.) fueron las puertas de mis ojos. Conocer “la luz” me llevó al cine con otra mirada. Ya desde los seis años que veían con ahínco esas pantallas multicolores pero ahora veo el interior, el signo y su significante, a donde quiere llegar ese libro o esa película, cual es su objeto.
Desde hoy no soy de vuelta yo. Soy ojos con luz, luz de expresar, informar y comunicar lo que realmente hay que mirar cuando uno esta y no esta.
Juan Pablo Mangieri (antología 1°Cuatrimestre)