miércoles, 20 de agosto de 2008

Más Abajo...

Lo que leerán más abajo son los proyectos en los que estamos trabajando.
Son narraciones del grupo de Taller 1 (Lotito) de la Carrera de Comunicación.
Aceptamos comentarios de todo tipo... como todos saben... todo ayuda!
Saludos
Juan Pablo

FALSA CRONOLOGÍA / SUJETO TÁCITO

Sábado 31/12/2007


Desde ahí veía casi toda la ciudad. Eran las 23.59 en mi reloj, sólo faltaba un minuto y el
espectáculo empezaría.

00.00hs. (doce de la noche)


Lunes 26/12/2007


Me levanté como todo los días, es decir, como todos los días.

Me metí en la ducha, me lavé los dientes, tomé mi vaso de whisky, me puse el traje y salí a la
calle.

Llegué a destino a no más de las 13hs.

Destrabé la puerta del edificio, subí las escaleras, llegue a la “53”. Toqué, nada. En treinta
segundos estaba adentro.

Comencé el trabajo. Corrí un cuadro, coloqué una. Detrás del espejo del dormitorio, otra. Y una
por el baño, por si las dudas. Para que si funcionara, funcionara bien.

Me fui. Llegué a mi departamento y dormí.


Martes 27/12/2007


Otro día de trabajo. La misma rutina.

Paré un taxi, le dije al chofer la dirección.

Bajé en la esquina y me metí en el bar. Allí estaba el cantinero de siempre, el mozo de siempre.

Me senté en la mesa del fondo, levanté la mano. Pedí un café con leche. Cuando me lo trajeron a
falta de lo que uno pide, el café estaba acompañado de dos medialunas -¿quién quiere
medialunas a la hora del almuerzo?-.

Estaba sentado bajo el cuadro iluso que quería imitar una foto de Marilyn Monroe.

Diez ladrillos hacia abajo, cinco a la izquierda. Debían de haber dos que estaban flojos.

Así era. Los saqué y metí una allí.

Pagué la cuenta y me dirigí al baño antes de irme. Puse otra.

Me fui. Llegué a mi departamento y dormí.

Miércoles 28/12/2007

Otro día de trabajo. La misma rutina.

Me tomé el “124” en la esquina y me baje al final del recorrido.

Ingresé como todos los alumnos, por la puerta del costado, la que da al Centro de Exposiciones.

Recorrí el lugar como si lo conociera. Fui hasta el tercer piso por esas malditas escaleras y entré
en el aula al final de pasillo.

Una en cada esquina estaría perfecto.

Salí del aula, cerré la puerta, puse las llaves en mi bolsillo.

Me fui. Llegué a mi departamento y dormí.


Sábado 17/12/2007


Julia apareció descuartizada.


Sábado 31/12/2007


El departamento de Enrique Pérez explotó, el bar de la esquina (donde se encontraba Claudio
Sánchez) también, así como la facultad de derecho con Sebastián Rodríguez .

Estaba viendo mi creación de la noche de año nuevo. Era ver miles de millones de fuegos
artificiales en la ciudad, rojos y anaranjados. Y en el techo oscuro de la noche, nubes de gris
oscuro.

Horas antes...

La misma rutina.

Salí del departamento con una sonrisa de punta a punta. Habían pasado ya dos semanas que no
se posaba sobre mi rostro.

Agarré el auto. Fui a buscar a tres de los culpables.

Inconscientes por unos minutos, los coloqué a cada uno en su lugar, lugar al cual pertenecían.

Subí al auto y fui hasta le puente a apreciar mi obra de arte.

En mi reloj hicieron las 00.00.

Todo comenzó, todo terminaría.

Subí al auto.

Me fui....


Fragmentos encontrados del diario de ... , recuperados de la explosión del auto en Libertador el
01/01/2008.

jueves, 14 de agosto de 2008

POLITEAMA

El grupo era vocinglero , ruidoso y alegre.

Festejaban un fin de curso de teatro , o algo similar.

Eran más de una docena de todas las edades, desde mi mesa se veía incluso un niño;

nieto o hijo de alguno, vaya a saber.

Lo que de ella me llamó la atención fue el efecto de su pelo rizado bajo el foco

de luz que armaba una extraña escenografía en el rincón donde estaba.

Su mano menuda dibujaba arabescos en el aire; pero no podía escucharla , el ruido anónimo y

cotidiano del bar me lo impedía.

Era interesante ver como entraba y salía de la animada charla general. Cambiaba

sutilmente su postura, desde la atenta e incisiva a la de una lejana prescindencia hierática,

como las viejas , gastadas y eternas máscaras del Politeama que observan todo , arriba , desde

hace años.

Era apenas perceptible.

No pude dejar de preguntarme cual sería la razón de esos cambios. Un ligero interés?

Aburrimiento cortés ?

Quizá una ligera burla hacia el cincuentón largo que, a toda costa intentaba manejar

el ritmo de la charla.

O una cruel ironía mirando al colorido papagayo que, probablemente hacía una

década, había sido una agradable veterana.

El hombre no miraba a la muchacha, pero pude percibir que estaba pendiente de sus cambios

de humor.

El también los había notado, me llevaba mucha ventaja en tratar de comprenderlos.

Lo que para mi era un ejercicio intelectual ; probablemente fuera en el una necesidad

vital. Repentinamente los personajes fueron tomando su lugar frente a mis ojos.

El papagayo la odiaba.

El resto del grupo, como un silencioso coro daba un marco al callado y no por repetido

menos triste drama.

Sería amor real el del veterano por la muchacha?

O acaso amor real el de la mujer por el hombre que empezaba a enfrentar

lo inevitable?

De pronto no supe si era un ángel o un demonio. Claramente la situación le era ajena

y el drama de los sentimientos estaba a cargo de dos gastados seres que sólo buscaban un

poco de felicidad.

Súbitamente, como un cambio de plano apareció el muchacho.

No lo vi acercarse, surgió de entre la gente.

Ella se fue con el.

Detrás del humo azulado de mi pipa se insinuaron dos tristes sonrisas, aceptando lo inevitable

resignándose al recuerdo del amor, ya que éste no era posible, usándolo como un soplo

caliente de vida.

Le pagué al mozo mi café.

Caminé Corrientes abajo, perdiéndome entre el gentío de la tardecita de otoño.

El fresco viento de abril ayuda a olvidar.

TRIPTICO

RÉQUIEM

El cuerpo estaba tirado, sólo , en la esquina de Cangallo y Libertad.
En el anochecer frío y ventoso de mayo el viento movía los pocos pelos que asomaban debajo del diario que intentaba cubrirlo.
El punto rojo , absurdo como el final , aparecía como dibujado , limpio en el medio de la frente.
A pocos pasos, el colimba; nervioso en su uniforme verde apretaba el FAL tratando de no ver. El UNIMOG humeaba mientras el oficial hablaba por radio.
“ Estaba calzado?” preguntaba , crujiente de estática la voz cuartelera.
“ Positivo, tenía un trombón y una energa “.
El resto de la patrulla charlaba, nerviosa, en la caja del camión.
Un 504 , a contramano por Libertad, cortaba el tránsito , mientras unos tipos de aspecto patibulario a pesar de sus patillas y barba candado caminaban por Cangallo , mirando todo.
A su paso , los transeúntes aprovechaban la excusa del frío para hundir la mirada en lo profundo de las bufandas. La experiencia es el mejor de los maestros, todos saben quienes son y suponen que es lo que hacen.
La calle, helada y dura , destilaba tristeza.
Mario , viendo el cuerpo vencido se pregunta si valió la pena , si morir así servía realmente algo para la causa de los desposeídos.
Envidió la pasión que llevó a ese hombre a morir por lo que creía. Se sintió tempranamente viejo y cansado.
Cómo se puede estar cansado a los dieciséis años? Sólo si se ha visto demasiado el lado oscuro de la vida.
Dark side of the moon.
Pink Floyd y el tiempo y saber con absurda e inexplicable certeza que los muertos van a ser muchos y que el camino no es oponer pistolas y voluntad a la fuerza represiva del estado.
Siguió caminando hasta Tribunales, aliviado de pasar inadvertido.

Tenía que hablar con S.

LACRYMOSA

Llegó a casa temprano.
Sacó la malla Arena de competición y la enjuagó meticulosamente, para sacar todo resto de cloro de la pileta. Hay que cuidarla, es cara y no es fácil de reponer, el sueldito de cadete es magro y apenas alcanza para los gastos y aportar algo a la casa.
Caminando hasta su habitación, le extrañó ver luz por la rendija de la puerta del cuarto de sus padres y que nadie saliera a preguntar como había sido el día.
El perro, para variar , no paraba de hacer saludos, saltando, gruñendo y gimoteando para robar una caricia cansada.
-Vamos- le dijo y tirando el bolso sobre la cama dio media vuelta y se dirigió a la cocina a buscar la correa.
Ya en el ascensor, se dió cuenta que el ruido no había generado el comentario habitual, seco y cortante.
De paseo, sintió la alegría del perro, que, sin cesar iba de un árbol a otro, marcando todo lo que encontraba en el camino.
Se dio cuenta.
Justamente eso era lo que no tenía, lo que faltaba en su vida.
Alegría. Risas en la casa.
Menos rituales a sostener y más emoción auténtica.
Cuando volvió, casi una hora después, la puerta de la habitación de sus padres seguía cerrada y la luz todavía prendida.
Golpeó, suavemente primero y luego, como nadie contestaba, más fuerte.
Inseguro, abrió la puerta y vió a su madre, los ojos en blanco, tirada en la cama.
El vaso estaba prolijo en la mesita de luz, la nota –Perdón no aguanto más- pulcra y definitiva apoyada sobre el reloj.

DIES IRAE

Secos, los tiros eran una advertencia.
Por Gaona, la camioneta avanzaba a toda velocidad.
Al llegar a Solier dobló hacia Ramos Mejía .
Los brazos armados asomaban por las ventanillas mientras el olor a frenos exigidos y el ruido del motor en el rebaje llenaban la avenida.
El Falcon Sprint – verde – se detuvo en la esquina de Jonte y Solier.
Los itacasos sonaron a cañonazos mientras la gente se tiraba al suelo.
El tiroteo fue instantáneo y brutal.
La camioneta no se detuvo, subió a la vereda y logró seguir por Solier hacia el Sur.
El Falcon, en un chirriar de gomas, la siguió.
El silencio en esa esquina de Ramos se hizo opresivo.
Todo había durado menos de tres minutos.

Así perdió S.

Mario no pudo despedirse.